El mensaje de la choza de Gandhi

por Iván Illich

En la década de los ochenta, Iván Illich, uno de los más grandes pensadores contemporáneos, durante su estancia en Sevagram a la que fue llamado para inaugurar una conferencia, pasó la mayor parte de su tiempo en la choza de Gandhi. Entre los textos más representativos de Illich destacan: Némesis médica, La sociedad desescolarizada, La convivencialidad y El género vernáculo.

Esta mañana, al estar sentado en esta choza donde vivió Mahatma Gandhi, trataba de absorber el espíritu de sus conceptos y empaparme de su mensaje. Hay dos cosas de ella que me impresionaron grandemente. Una es el aspecto espiritual y otra la que se refiere a sus enseres . Trataba de comprender el punto de vista de Gandhi cuando hizo la choza. Me gustaron muchísimo su sencillez, belleza y orden. La choza proclama el mensaje de amor e igualdad de todos los hombres. Como la casa en la que vivo en México se asemeja en muchas formas a esta choza, pude comprender su espíritu.

Aquí encontré que la choza tiene siete tipos de lugares. Al entrar hay uno en el que se colocan los zapatos y se prepara uno, física y mentalmente, para entrar. Luego viene el cuarto central que es lo suficientemente amplio para alojar a una familia numerosa. Esta mañana, a las 4, cuando estaba sentado ahí, listo para rezar, había cuatro personas sentadas conmigo recargadas en una pared y, del otro lado, había suficiente espacio para otros cuatro sentados muy juntos. Este es el cuarto al que todos pueden acudir para reunirse con los demás. El tercer espacio es donde Gandhi se sentaba y trabajaba. Hay otros dos cuartos -uno para visitas y el otro para enfermos. Hay una veranda abierta y también un cómodo y espacioso baño. Todos estos espacios tienen una relación intensamente orgánica.

Siento que, si viniera gente rica a la choza, se burlaría de ella. Cuando veo las cosas desde el punto de vista de un indio común, no veo por qué una casa deba ser más grande que ésta. Está hecha de madera y de adobe. En su construcción no fue la máquina la que trabajó, sino las manos del hombre. La llamo choza, pero en realidad es un hogar. Hay una diferencia entre casa y hogar. La casa es donde un hombre guarda equipajes y mobiliarios. Sirve más para la seguridad y la conveniencia de los muebles que para las del hombre mismo. En Delhi me alojé en una casa que tiene muchos objetos cómodos. El edificio está construido desde el punto de vista de lo que se requiere para alojar esos objetos cómodos. Está hecho de cemento y ladrillo y es como una caja en donde caben bien muebles y otros enseres. Debemos entender que todo el mobiliario y demás artículos que colectamos a lo largo de nuestras vidas nunca nos darán una fortaleza interior. Por decirlo así, son los muebles los que ayudan a sostener a un tullido. Mientras más objetos cómodos tengamos, mayor será nuestra dependencia de ellos y más restringida será nuestra vida. Por el contrario, el tipo de mobiliario que encontré en la choza de Gandhi es de un orden distinto y hay pocas razones para depender de ellos. Una casa instalada con todo tipo de objetos cómodos muestra que nos hemos vuelto débiles. En la medida en que perdemos la capacidad de vivir, dependemos más de los bienes que adquirimos. Es como si dependiéramos de los hospitales para conservar la salud del pueblo y de las escuelas para la educación de nuestros hijos. Desafortunadamente, tanto los hospitales como las escuelas no son un índice para medir el grado de salud ni la inteligencia de una nación. De hecho, el número de hospitales indica la mala salud de la gente y las escuelas hablan de su ignorancia. En forma similar, la multiplicidad de instalaciones de servicio para vivir reduce al mínimo la expresión de la creatividad de la vida humana.

Desafortunadamente, la paradoja de la situación es que los que tienen más "artículos domésticos" son considerados criaturas superiores. ¿No se consideraría inmoral la sociedad donde la enfermedad tuviera más importancia y en donde el uso de piernas artificiales se considerase superior? Al sentarme en la choza de Gandhi sentí tristeza al ponderar esta perversión. He llegado a la conclusión de que no es correcto pensar que la civilización industrial es el camino que conduce a la plenitud del hombre. Se ha demostrado que para el desarrollo económico no es necesario tener más y mayores máquinas para la producción ni tampoco más ingenieros, médicos y profesores. Estoy convencido de que son pobres de mente, cuerpo, estilo de vida los seres que desean un espacio más grande que esta choza en la que Gandhi vivió y siento lástima de ellos. De esa manera, se rinden ellos mismos y su yo animado por la estructura inanimada. En el proceso pierden la elasticidad de su cuerpo y su vitalidad. Tienen escasa relación con la naturaleza y cercanía de sus congéneres.

Al preguntar a los planificadores de hoy por qué no comprenden este sencillo enfoque que nos enseñó Gandhi, dicen que su camino es muy difícil y que la gente no sería capaz de seguirlo. Pero la realidad es que, en virtud de que los principios de Gandhi no admiten la presencia de ningún intermediario o de un sistema centralizado, planificadores, gerentes y políticos se sienten poco atraídos por ellos. ¿Cómo es que no se entiende ese principio tan sencillo de verdad y de no-violencia? ¿Es porque la gente siente que la no verdad y la violencia los llevará al objetivo deseado? No, no es así. El hombre común comprende plenamente que los medios correctos lo llevarán al fin correcto. Únicamente quienes tienen intereses creados se rehúsan a comprenderlo. Los ricos no quieren comprender. Cuando digo ricos me refiero a todos los que tiene "artículos domésticos" en la vida, que no están al alcance de todos. Se trata de "artículos domésticos" para vivir, comer y transitar; y sus medios de consumo son de tal naturaleza que han quedado privados de la capacidad de comprender la verdad. A ellos les resulta difícil comprender y asimilar la propuesta de Gandhi. La sencillez no tiene sentido alguno para ellos. Desafortunadamente sus circunstancias no les permite ver la verdad. Sus vidas han llegado a ser demasiado complicadas para permitirse salir de la trampa en que cayeron. Afortunadamente, para la gran mayoría de la gente no hay ni tanta riqueza que los haga inmunes a la verdad de la sencillez, ni viven en tal penuria que carezcan de la capacidad de entender. Incluso cuando los ricos ven la verdad se rehúsan a comprenderla. Es porque han perdido el contacto con el espíritu de esta realidad.

Debe ser claro que la dignidad del hombre será posible únicamente en una sociedad autosuficiente y que disminuye al desplazarse hacia una industrialización progresiva. Esta choza denota el placer que es posible derivar cuando se está a la par con la sociedad. Aquí el autovalamiento es la regla del juego. Debemos comprender que los artículos y bienes innecesarios que posee un hombre reducen su capacidad de derivar felicidad del entorno. Por ello, Gandhi dijo en repetidas ocasiones que la productividad debe mantenerse en los límites del deseo. EL modo de producción de la actualidad es tal que no tiene límites y aumenta sin cortapisas. Todo esto ha sido tolerado hasta ahora, pero ha llegado el momento en que el hombre debe comprender que al depender más y más de las máquinas está avanzando hacia su propio suicidio. El mundo civilizado, en China o en Alemania, ha empezado a comprender que, si queremos el progreso, no lo tendremos por este camino. El hombre debe darse cuenta de que, para bien del individuo y de la sociedad, es mejor que la gente conserve para sí sólo lo que es suficiente para sus necesidades inmediatas. Tenemos que encontrar un método en que este pensamiento pueda expresarse, a fin de comprender los valores del mundo actual. Este cambio no podrá producirse por la presión de los gobiernos o a través de instituciones centralizadas. Tiene que crearse una atmósfera de opinión pública que permita a la gente comprender aquello que constituye la sociedad básica. Hoy, el hombre que tiene un automóvil se considera superior a quien tiene una bicicleta, pero cuando vemos esto desde el punto de vista de la norma común, la bicicleta es el vehículo de las masas. Por lo tanto, debe de considerarse de primordial importancia, y toda la planeación de carreteras y de transporte debe hacerse con base en la bicicleta, mientras que el automóvil debe ocupar un lugar secundario. Sin embargo, la situación es a la inversa y todos los planes se hacen para beneficio de los automóviles, dando segunda prioridad a la bicicleta. En esta forma se ignoran los requerimientos del hombre común en comparación con los de los que están arriba. la choza de Gandhi muestra al mundo cómo la dignidad del hombre común puede salir a flote. También es un símbolo de la felicidad que podemos derivar de la práctica de los principios de sencillez, servicio y veracidad.

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Una de ingeniería

Llamada 1
Recepcionista: XYZ Corp, buenos días, ¿en qué puedo ayudarle?
H: Hola, somos una agencia de prensa y querríamos enviar una carpeta
con información corporativa a su director de marketing, para que la
evaluara ¿podría decirme su nombre y dirección?
R: Si, puede enviarlas a Mark Ethin, a la dirección (…)
H: ¿Por casualidad no tendrán ustedes a alguien más de marketing en otra sucursal?
R: Si, también está Peter Webber en la sucursal de (…)
H: ¿Y el número de fax de la central, para ponerlo en mi ficha de contactos?
R: El 212-555-1234
H: Gracias por la información, me ha resultado de mucha ayuda.

LLamada 2
R: Sucursal XYZ Corp, ¿dígame?
H: Hola, querría hablar con Peter Webber de Marketing, te llamo desde la oficina de Mark Ethin en la central.
R: Te paso.
Peter: Sí, ¿dígame?
H: Hola Peter, a ver si puedes ayudarme. Me llamo Hank y soy nuevo en
la empresa. Trabajo en Marketing con Mark Ethin en la oficina central
desde hace unos días. Mark está fuera de la oficina y me ha encargado
conseguirle una copia impresa del último plan de marketing. Pero al
parecer hay algún problema con mi PC porque no han terminado de
instalarlo bien y no puedo acceder a la intranet. He pensado que tal
vez tu lo tengas. Corre un poco de prisa, la verdad, y ya sabes que en
arreglar los PCs tardan una barbaridad aquí.
P: Sí, bueno… tengo la copia que nos envió el otro día.
H: De acuerdo, entonces, ¿podrías mandárnosla a la central? No se si mi
email funcionará… Lo más práctico sería que nos lo enviaras por fax a
recepción, ya sabes, al 212-555-1234.
P: De acuerdo, al número de siempre. Va para allá.
H: Recuerda ponerlo a mi nombre, Hank Kerson. Yo se lo haré llegar a Mark. ¡Gracias!

Llamada 3 (horas después)
Recepcionista: XYZ Corp, buenos días, ¿en qué puedo ayudarle?
H: Hola, me llamo Hank Kerson, a ver si puedes echarme una mano…
Trabajo en una consultora externa para el departamento de Marketing, y
estamos terminando un proyecto con cierta urgencia. Peter Webber de
vuestra otra sucursal tenía que haberme enviado hace unas horas un fax
con cierta información, pero no me ha llegado. He preguntado allí y al
parecer alguien se equivocó de número y lo ha enviado al fax de vuestra
oficina principal, aunque el fax está a mi nombre.
R: Sí, lo tengo por aquí, pone “Hank Kerson", me extrañó al recibirlo porque aquí no trabaja nadie con ese nombre.
H: Ah, perfecto, es el mío. Debe tener ciertos datos de marketing, ¿verdad?
R: Sí, pone algo de “plan de marketing”
R: Ese es… Entonces, ¿no te importaría reenviarmelo al 212-555-9876?
R: No hay problema, va para allá, lo tendrás en cinco minutos.
H: ¡Gracias! Enviaré un correo a Peter para decirle que todo está solucionado.

[Finalmente, Hank se dirige a la copistería más cercana y recoge allí el fax con el plan de marketing de la compañía XYZ.]

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Software Libre, RESISTENZIA

El software libre tuvo sus inicios en pequeños grupos de entusiastas y activistas que querían cambiar la industria del software. Después de muchos años esta comunidad ha crecido rápidamente e incorporado no solamente voluntarixs en todo el mundo, sino atraído la atención y la colaboración de centenares de empresas claves.

El movimiento del software libre se ha desarrollado orgánicamente y cualquier instalación de éste está conformada de distintos componentes provistos por distintos participantes.

Inicialmente el software libre fue popular en los servidores y con el paso del tiempo y el trabajo de miles de voluntarixs las piezas faltantes se completaron. Linux que antes estaba limitado a ser un sistema que no era visible a lxs usuarixs finales —Google y Amazon son ejemplos de sistemas construidos sobre Linux— ahora es un sistema que es usado por miles de usuarixs en todo el mundo en sus computadoras personales, teléfonos o organizadores personales.

Aunque prácticamente usar el software libre es muy similar a usar cualquier otro software, el software libre es un legado que le pertenece a toda la humanidad y como movimiento es interesante entender como un grupo de programadorxs, voluntarixs y activistas ha creado esta plataforma.

El software libre es propiedad de todxs: cada persona en el mundo tiene derecho a usar el software, modificarlo y copiarlo de la misma manera que los autores de este mismo. Es un legado de la humanidad que no tiene propietarix, de la misma manera que las leyes básicas de la física o las matemáticas. No existe un monopolio y no es necesario pagar peaje por su uso.

Un factor interesante en los últimos años ha sido la adopción del software libre en los gobiernos. Algunos lo han adoptado para ahorrar dinero, otros lo han hecho por cuestiones de seguridad, otros para ayudar a la creación de industrias locales y otros porque el software libre les pertenece.

Con la explosión de la microinformática, el descenso de precio de los sistemas informáticos y su popularización entre las empresas, aparecieron las primeras compañías de software. Muchas de ellas empezaron contratando hackers que estaban alrededor de los centros de cálculo de las universidades, de forma que éstas se fueron despoblando de aquellxs pionerxs.

Pero, además, muchas de estas empresas creyeron que si denegaban el acceso a lxs usuarixs y a otrxs desarrolladorxs al código fuente de las aplicaciones que mejoraban o desarrollaban, podrían realmente conseguir una ventaja competitiva. Éste fue un punto de inflexión importante, ya que se rompió con la tradición de compartir el código que había imperado hasta entonces y consecuentemente con la propia ética hacker.

Poco a poco se fue extendiendo un modelo de código cerrado en el cual el software se vendía sin el código fuente y, cada vez más, las libertades de lxs usuarixs se fueron acortando. Esta fue la época en que aparecieron técnicas como, por ejemplo, las bombas de tiempo que limitaban el periodo durante el cual un usuario podía utilizar un producto. Los programas shareware popularizarían más tarde estas bombas de tiempo como sistema para obligar a los usuarios a adquirir una licencia.

Una de las personas que había vivido de cerca toda aquella evolución era Richard Stallman, quién fué pionero en defender las libertades que se habían perdido y acuñó el término 'software libre'. El 27 de septiembre de 1983 Richard Stallman muy preocupado por esta pérdida de libertades anunciaba en el foro Usenet net-unix.wizards, que empezaba a trabajar sobre una implementación libre de un sistema inspirado en Unix que denominaría GNU y que estaría libre de código de AT&T, es decir, una implementación desde cero sin posibles problemas legales con AT&T. En el mensaje a Usenet, Stallman explicaba detalladamente su experiencia como desarrollador de sistemas y pedía la ayuda de todo el mundo que quisiera ofrecer parte de su tiempo, dinero, o hardware.

El 1984, Stallman creó la Free Software Foundation con el objetivo de crear el sistema Unix libre GNU y la potenciación del software libre. La definición de software libre propuesta6 por la Free Software Foundation, se basa en cuatro libertades básicas que cualquier programa considerado libre debe proporcionar:

 

 – 0: libertad para utilizar el programa para cualquier propósito.

– 1: libertad para poder estudiar cómo funciona el programa. Implica acceso al código fuente del mismo.

– 2: libertad para redistribuir el programa.

– 3: libertad para hacer modificaciones y distribuir las mejoras.Implica también acceso al código fuente del mismo.

El software libre se basa en la cooperación y la transparencia y garantiza una serie de libertades a los usuarios. Estos aspectos, junto al hecho de que su desarrollo ha sido paralelo al de Internet, han causado que sea abanderado para un gran número de usuarios que tienen una concepción libertaria del uso de las nuevas tecnologías.

Inicio este blog sin perder de vista mis orígenes, y con la esperanza puesta en poder devolverle a la comunidad por lo menos, una milésima parte de todo lo que me ha aportado cómo persona, profesional y activista. Gracias a todxs. 

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